Nuestra Doctrina
Estamos comprometidos con el movimiento de la reforma de 1517, Las 5 Solas, Las Doctrinas de la Gracia y la Confesion de Fé Bautista de 1,689. Pilares fundamentales de nuestra Doctrina.
5 Solas
Solus Christus
Reafirmamos que nuestra salvación es obtenida por la pura Gracia de Dios mostrada en la obra Redentora y Mediadora de Cristo. Su vida sin pecado y su pago sustitutivo por los pecadores solamente son suficientes para nuestra justificación y reconciliación con el Padre. Negamos que el evangelio sea predicado sin el trabajo sustitutivo de Cristo, si es así, entonces, este no debe ser declarado y la fe en Cristo no es solicitada.
Sola Gratia
Reafirmamos que en la salvación somos rescatados de la ira de Dios solamente por su gracia. El trabajo sobrenatural del Espíritu Santo es el que nos trae a Cristo a través de liberarnos de nuestra esclavitud del pecado y resucitarnos de la muerte espiritual a la vida espiritual. Negamos que la salvación sea de alguna manera el resultado de trabajo humano. Métodos humanos, técnicas o estratégias humanas que en sí mismas no pueden producir esta transformación. La Fe salvadora no es producida por nuestra naturaleza humana no regenerada, es solamente dada por parte de Dios al pecador de pura Gracia.
Sola Scripture
Reafirmamos que la Escritura inerrante es la única fuente de revelación divina escrita, la cual es lo único que puede regir la conciencia. La Biblia sola enseña todo lo que es necesario para nuestra salvación del pecado y es la medida con la cual todo el compartamiento del cristiano debe medirse. Negamos que cualquier credo, concilio o individuo pueda regir la conciencia del cristiano, que el Espíritu Santo habla independientemente o lo contrario de lo que está escrito en la Biblia, o que experiencias espirituales personales puedan ser en alguna forma u ocasión, medio de revelación.
Sola Fide
Reafirmamos que la justificación es por gracia, solamente por medio de la de fe en Cristo. En la justificación la santidad de Cristo es imputada a nosotros como la única posible satisfacción a la justicia perfecta de Dios. Negamos que la Fe salvadora emerge del corazón del hombre pecador, la Fe salvadora es un don de Dios, y como tal, es solo Dios quien lo da libremente a quien Él quiere. El hombre muerto en sus pecados no puede generar tal Fe para creer en y creerle a Dios; esto es un regalo de la libre voluntad de Dios, y la base de la Fe es el Testimonio de Dios, el cual esta revelado en la Santa Palabra. Afirmamos que el objeto de la Fe es Cristo, y su obra redentora en la cruz, así y solo así es que solamente por medio de la fe somos salvos.
Soli Deo Gloria
Reafirmamos que debido a que la salvación viene de Dios y ha sido obtenida por Dios, ésta es para la gloria de Dios y que debemos glorificarlo a Él siempre. Debemos vivir nuestra vida completa en Santidad y Piedad en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y solamente para su gloria. Negamos que nosotros podemos propiamente glorificar a Dios si nuestra adoración es confundida con entretenimiento, si descuidamos la LEY o el EVANGELIO en la predicación. La auto-superación, auto-estima o satisfacción propia se han convertido en alternativas para el evangelio, entonces hemos dejado de dar solo la Gloria a Dios.
Doctrinas de la Gracia
Depravación total
El primer hombre, Adán, pecó, y su transgresión y culpa fueron inmediatamente imputadas a toda la humanidad (excepto Cristo). Con este único acto de desobediencia, contaminó moralmente cada parte de su ser: mente, afectos, cuerpo, y voluntad. Por este pecado, la muerte entró al mundo, y la comunión de Adán con Dios se rompió.
Elección incondicional
Mucho antes de que Adán pecara, Dios ya había decretado y determinado la salvación para los pecadores. En la eternidad pasada, el Padre eligió a un pueblo que sería salvo en Cristo. Antes de que el tiempo comenzara, Dios eligió a muchos entre la humanidad a quienes se proponía salvar de su ira. Esta selección no se basó en ninguna fe prevista en aquellos a quienes eligió. Tampoco fue motivado por su bondad inherente. En su lugar, de acuerdo con su amor infinito y su sabiduría inescrutable, Dios puso su afecto en sus elegidos.
Expiación definida
En la plenitud de los tiempos, Dios el Padre envió a su Hijo a entrar en este mundo caído con la misión de redimir a su pueblo. Nació de una virgen, sin naturaleza pecaminosa, para vivir una vida sin pecado. Jesús nació bajo la ley divina para obedecerla por completo en nombre de los pecadores desobedientes que la habían roto repetidamente. Esta obediencia activa de Cristo cumplió todas las justas exigencias de la ley. Al guardar la ley, el Hijo de Dios logró una justicia perfecta, la cual es contada a los pecadores creyentes para que sean declarados justos (justificados) ante Dios.
Llamado Eficaz
Con unidad de propósito, el Padre y el Hijo enviaron el Espíritu Santo al mundo para aplicar esta salvación a los elegidos y redimidos. El Espíritu vino a convencer a los elegidos de pecado, justicia, y juicio, y a volverse al Hijo, a todos aquellos que el Padre le dio. En el tiempo divinamente señalado, el Espíritu quita de cada elegido su incrédulo corazón de piedra, endurecido y muerto en pecado, y lo reemplaza con un corazón creyente de carne, receptivo y vivo para Dios. El Espíritu implanta vida eterna dentro del alma espiritualmente muerta. Él concede a los hombres y mujeres elegidos los dones del arrepentimiento y la fe, lo que les permite creer que Jesucristo es el Señor.
Gracia que preserva
Una vez convertido, cada creyente se mantiene eternamente seguro por las tres personas de la Trinidad. A todos los que Dios conoció de antemano y predestinó en la eternidad pasada, glorificará en la eternidad futura. Ningún creyente abandonará a Dios o se apartará. Cada creyente está firmemente retenido por las manos soberanas del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y nunca se perderá. Ninguna de las ovejas por las cuales Jesús dio su vida perecerá. El Espíritu Santo sella de manera permanente en Cristo a todos los que atrae a la fe. Una vez nacido de nuevo, no podría no haber nacido. Una vez creyente, ninguno puede convertirse en incrédulo. Una vez salvo, ninguno puede dejar de serlo. Dios los preservará en la fe para siempre, y perseverarán hasta el fin. Es por esto que la doctrina de la gracia que preserva a menudo se llama la doctrina de la preservación de los santos.
Confesión Bautista 1689
1. De las Sagradas Escrituras
Las Sagradas Escrituras constituyen la única regla suficiente, segura e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores. Aunque la luz de la naturaleza y las obras de la creación y de la providencia manifiestan de tal manera la bondad, sabiduría y poder de Dios que dejan a los hombres sin excusas, no obstante, no son suficientes para dar el conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación.
2. De Dios y de la Santa Trinidad
1. El Señor nuestro Dios es un Dios único, vivo y verdadero;cuya subsistencia está en
él mismo y es de él mismo, infinito en su ser y perfección;cuya esencia no puede ser comprendida por nadie sino por él mismo;es espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, miembros o pasiones, el único que tiene inmortalidad y que habita en luz inaccesible;es inmutable, inmenso, eterno, inescrutable, todopoderoso, infinito en todos los sentidos, santísimo, sapientísimo, libérrimo, absoluto;que hace todas las cosas según el consejo de su inmutable y justísima voluntad, para su propia gloria;6 es amantísimo, benigno,
misericordioso, longánimo, abundante en bondad y verdad, perdonando la iniquidad, la transgresión y el pecado;galardonador de los que le buscan con diligencia, y sobre todo, justísimo y terrible en sus juicios, que odia todo pecado y que de ninguna manera darápor inocente al culpable.
3. Del decreto de Dios
1. Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ha decretado en sí mismo, libre e inalterablemente,1 todas las cosas, todo lo que sucede;sin embargo, de tal manera que por ello Dios ni es autor del pecado ni tiene comunión con nadie en el mismo;ni se hace violencia a la voluntad de la criatura, ni se quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las establece; en lo cual se manifiesta su sabiduría en disponer todas las cosas, y su poder y fidelidad
en llevar a cabo sus decretos.
4. De la creación
1. En el principio agradó a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,1 para la manifestación de
la gloria de su poder, sabiduría y bondad eternos,crear o hacer el mundo y todas las cosas que en él hay, ya sean visibles o invisibles,en el lapso de seis días,4 y todas muy buenas.
2. Después que Dios hubo creado todas las demás criaturas, creó al hombre, varón y
hembra, con almas racionales e inmortales, haciéndolos aptos para la vida con Dios para la cual fueron creados;1 siendo hechos a imagen de Dios, en conocimiento, justicia y santidad de la verdad;2 teniendo la ley de Dios escrita en sus corazones, y el poder para cumplirla y, sin embargo, con la posibilidad de transgredirla, por haber sido dejados a la libertad de su propia voluntad, que era mutable.
5. De la divina providencia
1. Dios, el buen Creador de todo,1 en su infinito poder y sabiduría,2 sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas y cosas, desde la mayor hasta la más pequeña, por su sapientísima y santísima providencia,con el fin para el cual fueron creadas, según su presciencia infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad; para alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, infinita bondad y misericordia.
Compromiso
Ser un faro en la oscuridad de nuestra comunidad, llevando la luz del evangelio biblico, a todo aquel que El Señor haya preparado para recibirlo.
Misión
Formar una comunidad de discípulos de Jesús que hacen discípulos, ministrando la Palabra en dependencia del Espíritu.
Visión
Ser una comunidad apasionada con la gloria de Dios y Su evangelio, comprometida con vivir el presente a la luz de la eternidad.
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